Hola, bueno sólo quería avisarles que he vuelto a subir HT a wattpad, así que si se les facilita leerla ahí, pueden hacerlo. Aquí les dejo el link;
domingo, 30 de noviembre de 2014
jueves, 27 de noviembre de 2014
XIV
—En dos
semanas es la prueba de los primeros tres bloques que hemos estado viendo,
recuerden que el valor de la prueba es de un veinte por ciento de su
calificación final…y también recuerden que sus apuntes y tareas son la base para
que obtengan una buena nota—Harry anunció a sus alumnos con los brazos cruzados
sobre su pecho, observándolos de forma neutra.
— ¿Profesor
Styles?—le llamó una chillona voz al frente, Harry inmediatamente localizo a la
dueña de aquél timbre de voz tan…peculiar. Larga melena rubia y ojos grises
metálicos.
Lexy, quien
estaba, a tres filas de distancia rodó los ojos ante la irritante voz de su
compañera menos apreciada.
—Sí,
Amelia—hizo un ademán con la mano dándole el permiso de proceder.
La rubia
sonrió ampliamente a su apuesto profesor, aclaró su garganta moviendo su
cabello para apartarlo de su hombro.
—Yo creo
que, como matriculados de esta prestigiosa institución le debemos un rotundo
respeto al reglamentado que el prefecto de Mountain Island ha dictado, y como
representante de este curso siento que es mi deber ayudar a que se cumplan
tales reglas y no pasar a nadie por alto.
—Así
es—dijo asintiendo ligeramente con la cabeza.
—Bien, y
una de esas reglas es que, todo el alumnado en general sin excepciones tiene
prohibido usar un accesorio ajeno al uniforme, como otro tipo de vestimenta,
gorras e incluso gafas de sol y quiero creer que usted está de acuerdo conmigo
en que nuestra querida compañera Lexy Vane está rompiendo esa regla y…
Lexy se
puso inmediatamente de pie, girándose para ver a su compañera.
— ¿A ti en
que te afecta? Eres una maldita chismosa—gruñó Lexy provocando que sus
compañeros alrededor emitieran en unísono un “uh”
Harry
inmediatamente frunció el ceño y antes de que pudiese intervenir, Amelia
respondió.
—Me afecta
porque estas desobedeciendo el reglamento de la escuela. Tú crees que puedes
pasar por encima de todos Vane—elevó la voz enojada, quizás demasiado para su
argumento. Lexy carcajeó.
—Siempre
buscas la manera de molestarme sólo porque tu novio babea como perro cuando me
ve. No es mi culpa—dijo poniendo las manos sobre su cintura con confianza única
mirando hacia el chico de cabello rubio alborotado el cual era el novio de
Amelia, el chico sólo bajó la cabeza evitando el contacto visual con cualquiera
de las dos. De nuevo, se escuchó el abucheo de sus compañeros y algunas risas y
comentarios la mayoría apoyando a Lexy.
— ¡Eres una
mentirosa!
— ¿Ah sí?
Si quieres puedo enseñarte en mi teléfono todos los mensajes que me ha enviado Aaron
rogándome que salgamos, estoy segura que puedes identificar su número…incluso
creo que me mandó uno anoche—dijo elevando el teléfono en el aire. Amelia abrió
la boca de sobremanera, sorprendida. La furia irradiaba por sus ojos, la sangre
corría a su cabeza y provocaba el enrojecimiento en su rostro.
— ¡Basta ya
señoritas!—exclamó Harry. —No es el momento ni lugar para discutir sus asuntos
personales, fuera de la escuela pueden hacer lo que se les venga en gana pero
en mi clase no. Ahora tomen asiento—ambas asintieron volviendo a su escritorio—
y lo siento, Vane pero tendrá que quitarse esas gafas, aquí no entra el sol y
Amelia tiene razón, va contra las reglas.
—Pero
profesor—Harry elevó sus cejas mirándola seriamente, Lexy suspiró retirándose
las gafas, resignada, cuando aquellos grandes y cristalinos ojos se exhibieron
en el aula y frente a su profesor, la boca de Harry se abrió sorprendido
mientras un ligero contraste de preocupación e impotencia atravesaba su iris
verde eléctrico.
Sus brazos
se desenlazaron dejándose caer a los costados, sentía sus manos relajarse pero
su mandíbula tensarse al ver el gran círculo color morado tratado de ser
cubierto con maquillaje que estaba alrededor de su ojo izquierdo.
Lexy al
notar la intensa y desconcertada mirada de su maestro y compañeros bajó el
rostro poniendo los ojos en blanco. A Harry se le había hecho un pequeño nudo
en la garganta, ¿Quién demonios le había hecho eso? Le intrigaba y preocupaba,
quizás demasiado.
Tragó
saliva y aclaró su garganta.
—Bien,
continuemos.
La clase
continuó su estado habitual, sin embargo Harry no podía sacarse aquella
cuestión de la cabeza, tenía que preguntarle. Tenía que preguntarle a Lexy
quién o como le habían hecho ese horrible moretón que intervenía en sus
perfectas facciones y bello rostro pero aun así, seguía siendo la chica más
hermosa que Harry había visto.
Al tocar la
campana y con la autorización de Harry comenzaron todos a salir del aula, Harry
metió sus manos en los bolsillos de su pantalón fino y se acercó a Lexy.
— ¿Puedo
hablar con usted señorita Vane?—le murmuró a lo que Lexy sólo asintió metiendo
los libros a su mochila. El profesor Styles regresó sobre sus pasos hasta
llegar a su escritorio y se recargó en él mirando directamente a Lexy aún con
las manos en sus bolsillos y sus pies cruzados.
Lexy cerró
su mochila y la colocó sobre su hombro, levantó la vista hacia su profesor
caminando hacia él, dejando una distancia apropiada entre ambos.
— ¿Qué
sucede profesor?
Harry
levantó una ceja esperando a que el último de sus alumnos saliera.
— ¿Qué le
pasó?
—
¿Qué?—Lexy sabía bien a que se refería pero pensó que sería buena idea fingir
que no lo hacía.
—El golpe,
Vane.
—Oh… ¿Esto?—señaló
su ojo—No es nada profesor, unos niños en el parque estaban jugando béisbol y
pues, la bola me dio. Creo que ya han dejado los ojos morados a todos los
vecinos—fingió una risa al final, tratando de sonar más honesta y casual la
situación, después de todo era lo que le había dicho a su madre y le había
creído.
El ceño
fruncido de Harry se hizo más prominente, pasó una mano por su barbilla
relamiendo sus labios.
— ¿En
serio?— Era imposible que ese golpe fuese por algún accidente, era de puño.
Bien lo sabía Harry, en su adolescencia estuvo involucrado en bastantes peleas,
y podía diferenciar de inmediato aquél golpe. No le creía, no le creía en lo
absoluto y Lexy lo sabía. Asintió. —Sé que no soy de su agrado, Vane mucho
menos su profesor favorito…pero puede confiar en mí, como alumna mía me
preocupa y si está pasando por algún mal momento quizás puedo darle un buen
consejo.
Lexy sonrió
ante la sensibilidad y apoyo de su profesor, realmente no esperaba eso de él.
—Muchas
gracias profesor pero como le dije, no es nada. Tengo que irme, lo veo después
de clases.
Harry asintió
y la vio salir de su aula. Suspiró llevándose una mano al cabello.
—Eres un
estúpido, por supuesto que no te contará nada, no te tiene confianza ni
siquiera le agradas. Sólo te ve como su jodido profesor de Mitología.
No tenía
ningún derecho de reclamar confianza entre su alumna y él, mucho menos plantear
la posibilidad de que lo viera como hombre y no como su profesor, pero al fin y
al cabo, lo anhelaba.
***
La
cafetería estaba abarrotada, una larga fila para recoger el almuerzo, el
resultado de que Lexy se quedara en la mesa con Valery comiendo sólo una
manzana roja, después de todo su apetito no era grande.
—
¿Para qué te quería el profesor, Lex?—pregunto Valery dando un mordisco a su
barra de cereal.
—Sobre
mi golpe—se encogió de hombros—Dijo que podía confiar en él, parecía… no sé,
¿preocupado?
—Yo
también lo estoy, ese idiota de Greg, como me gustaría cortarle el-
—Bien,
bien—rió Lexy interrumpiéndola— Descuida, ya terminamos, no volveré a permitir
que me trate así, ni él ni nadie.
—Eso
espero, ¿Le dijiste al profesor que fue él quien te golpeó?
—Oh
no, le dije lo mismo que a mi madre pero creo que no me creyó…aunque pensándolo
bien quizás si le diga y puedo sacar provecho de ello—sonrió ligeramente.
—
¿A qué te refieres?
—A
que sí le cuento lo que en realidad pasó, me verá vulnerable, sensible y
cualquier persona en esa situación siente la obligación o necesidad de consolar
a la otra persona.
—Ya
veo a dónde vas, al menos ese ojo morado te va a servir para acercarte más al
profesor Styles.
—Exacto,
gracias maldito Greg—sonrió dándole un mordida a su manzana. Ante los ojos de
Valery, o cualquiera se podía pensar que a Lexy no le afectaba en lo más mínimo
lo que Greg le hizo. Estaba aprendiendo a manipular sus sentimientos a su
beneficio y lo estaba logrando.
Al
terminar el almuerzo, todos regresaban a sus casilleros para preparase para la
siguiente clase. Lexy caminaba hacia el suyo sola, Valery se había entretenido
hablando con un chico. Mientras caminaba por el corredor el pequeño círculo de
chicos altos al final del pasillo llamó su atención, frunciendo el ceño y entre
burlas escuchadas, se acercó.
—Vamos,
defiéndete ñoño—carcajeó uno de los chicos. Lexy se puso de puntillas, tratando
de ver entre los chicos.
—
¡Déjenlo!—gritó empujándolos, haciendo que se rompiera el círculo y darse
cuenta que se trataba de Sammy.
—Oh
Vamos, Lex. ¿Vas a defenderlo?—le preguntó aun riendo.
—
¿Qué les ha hecho él, Austin? Son tan inmaduros a veces—se agachó a ayudar a
Sammy, recogiendo los anteojos que estaban en el suelo y se los entregó. — ¿Estás
bien?
—S-sí,
gracias L-Lexy—murmuró apretando sus libros contra su pecho, Lexy le obsequió
una pequeña sonrisa.
—Es
un tonto—murmuró uno y todos rieron.
—Ya
basta, chicos… esto es como bullying—habló de nuevo viéndolos fríamente
provocando otra carcajada en sus compañeros.
—Sólo
estábamos jugando, nena no seas exagerada. Maldición, ¿Estás en tu periodo?—habló
Austin.
Lexy
soltó un suspiro de desesperación mientras ponía los ojos en blanco.
—Estás
en preparatoria y sigues actuando como niño ¿y todavía preguntas porque siempre
rechazo salir contigo? Tengo demasiadas cosas que hacer como para ser niñera de
alguien—los chicos alrededor comenzaron a reír y burlarse.
—Perra—gruñó
por debajo alejándose junto con los demás. Lexy suspiró una vez más, se giró
para ver a Sammy quién la miraba completamente sorprendido.
—
¿Seguro que estás bien?
—Sí…
¿P-porqué me defendiste?
—Porque
son unos idiotas, además tú me dejaste copiar tus respuestas de las preguntas
que había dictado el profesor Styles ¿recuerdas? Te debía una—sonrió.
—B-bueno,
gracias—le sonrió.
—De
nada, tengo que ir a clase. Nos vemos.
***
Como
era costumbre, al terminar las clases Lexy se apresuró para llegar al tocador,
una vez frente al espejo hice una mueca de desaprobación ante el reflejo que
este le otorgaba. ¿Cuánto tardaría en eliminarse por completo de su piel aquél
moretón? Sacudiendo su cabeza tratando de borrar su preocupación. Revisó que su
uniforme estuviera en orden y antes de salir, tomó su perfume de bolsillo y
roció un poco en sí misma.
Al
llegar a la oficina del profesor, la puerta estaba abierta. Extrañada se paró
en el umbral pero no había nadie, quizás fue al sanitario, pensó. Ingresó a la
oficina dejando caer su mochila al lado de sus pies.
Observó
con atención a su alrededor, todo parecía organizado, como si cada cosa tuviera
un lugar especial para ser colocado. Caminó hacia el escritorio, sus dedos
rosaron la madera de roble subiendo hacia el porta lápices que había en la
esquina, sonrió tomando el bolígrafo brillante y demasiado elegante para ser
bolígrafo. Acercó este a sus ojos y leyó las letras grabadas.
Harry
Edward Styles.
Sonrió
ante el nombre completo de su profesor, pasó su pulgar sobre el nombre
sintiendo pequeños bordes, dejó el bolígrafo en su lugar y hojeó los documentos
sobre su escritorio rápidamente pero algo captó su atención, volviendo a
hojearlos. Una fotografía.
La
tomó y miró atentamente a la feliz pareja que parecían ser, largo cabello rubio
y piel dorada, con una enorme sonrisa plasmada en su rostro. Frunció el ceño al
ver como los brazos de Harry la sostenían contra él con fuerza y él parecía tan
feliz.
Era
la rubia que estaba con él en el cine, ella era la razón por la que él llevaba
ese estúpido anillo de promesa en el dedo anular. Una pequeña y desagradable
sensación estrujó sus entrañas mirando a la que podía ser su adversaria. Dejó
la fotografía en su lugar y regresó a su silla, sacó su móvil de la mochila y
cruzó las piernas.
Dos
llamadas perdidas de Greg. Jadeó eliminando y bloqueando su número.
Los
fuertes pasos comenzaron a escucharse por el pasillo, había dejado la puerta
abierta por supuesto y eran bastante fácil percibirles, rápidamente colocó el
teléfono en su oído posicionando su otra mano en la mejilla.
—
¿Cómo pudiste hacerme eso, Greg?—dijo en un tono de dolor, fingiendo hablar con
su ex novio—Me siento como una estúpida, traté de ser la mejor novia para ti
pero jamás me valoraste—Lexy sonrió al sentir a sus espaldas una presencia—
Todos se me quedan viendo y me preguntan qué me pasó, ¿Qué mierda puedo
decirles? ¿Qué mi novio es un maldito cobarde que me golpea? —Lloriqueó— No,
exnovio…hemos terminado.
—Mhm—
Harry se aclaró la garganta para hacerse notar, Lexy fingió sobresaltarse y se
giró para verlo. Tenía su rostro completamente tenso, con ojos bien abiertos y
un entrecejo fruncido.
—Adiós—colgó
y guardó el teléfono, limpiándose las lágrimas que había derramado. —L-lo
siento profesor, no lo vi... lamento que haya tenido que escuchar eso.
Harry
no dijo nada, simplemente entró a su oficina aún impactado por lo que había
escuchado. El maldito hijo de puta de su novio fue quien había hecho ese horrible
golpe en su rostro, ¿Qué hombre en su sano juicio podría lastimar de esa forma
a esta hermosa chica? La rabia lo invadió, si tuviera enfrente al infeliz ya le
hubiese propinado unos cuantos golpes. A pesar de su preocupación y enojo no
pasó por alto que ella había terminado con él y de alguna forma eso provocó un
cosquilleo en su estómago.
—
¿Es…es la primera vez que él le hace esto?—dijo cuando estuvo de pie frente a
ella, Lexy levantó el rostro para mirarlo, sus ojos brillantes y enrojecidos
mirando fijamente hacia él como una pequeña niña perdida apretaron su corazón.
Lexy negó con la cabeza sin dejar de mirarlo y antes de que pudiera saber lo que
estaba pasando ella se había colado entre sus brazos, apretándolo contra su
pequeño cuerpo y sollozando en su pecho. Harry se quedó congelado en su lugar,
pasó tan rápido que apenas podía asimilarlo.
La
tenía a ella, tenía a la chica que estaba en sus sueños cada noche entre sus
brazos, sollozando y abrazándolo con toda sus fuerzas. Sintió su corazón
calentarse de alguna forma y dejó que todas su contradicciones se esfumaran por
unos momentos para dejar sólo al Harry humano, al hombre lleno de deseos, sueños
y necesidades, contestándole el abrazo y cerrando los ojos disfrutando de la
calidez que proporcionaba sus cuerpos enlazados.
Una
de sus manos estaba sobre la espalda de Lexy acariciando suavemente mientras
que la otra la subió su cabeza, agachó su rostro para poder olfatear su
cabello. Inhaló profundamente, dejando que el aroma a cítricos de su champú
viajara por sus fosas nasales hasta llenar sus pulmones para volver a inhalar
otra vez sin lograrse saciar de su aroma.
—Pensé
que me amaba pero…esto no lo hace una persona que te ama, ¿cierto?—levantó su
rostro para ver a Harry y el negó con la cabeza.
—Olvídalo—pasó
su pulgar por su mejilla limpiando las lágrimas— No vale la pena que llores por
ese idiota, eres muy joven y hermosa…encontrarás a alguien mejor.
Lexy
quería sonreír ampliamente, él pensaba que era hermosa. Le miró asombrada sin
decir nada, observando como Harry relamía sus labios lentamente y en ese
momento lo único que podía pensar era en cómo se sentirían aquellos labios
rosados sobre los suyos.
Quería
hacerlo, pero no era el momento. Lexy sacudió su cabeza alejándose de él.
—L-lo
siento, no sé porque lo hice—dijo refiriéndose al abrazo. Harry le sonrió
ligeramente pero no pudo evitar sentirse decepcionado.
—Descuide,
le dije que podía confiar en mí.
***
—Yo…lo
siento, nena—jadeó presionando sus labios contra los de la rubia para después
rodar hacia un lado en la cama.
Kimberly
se incorporó completamente confundida mirándolo, Harry parecía preocupado,
realmente preocupado.
—
¿Qué sucedió?
—Yo
n-no lo sé, jamás me había sucedido—se pasó una mano por su cabello húmedo por
el sudor.
—
¿Es por mí?—le preguntó con dolor, cubriendo su cuerpo desnudo por las sábanas.
—
¿Qué? No, no. Eres hermosa, nena y tu cuerpo es perfecto, sexy…juro que no es
por ti. Es sólo que no estoy de humor, tengo tantas cosas en la cabeza que me
es difícil relajarme.
—
¿Pasa algo malo? Puedes contarme lo que sea, Harry. Soy tu novia.
—Son
sólo…cosas del trabajo— mintió, simplemente no podía dejar de pensar en Lexy y
en aquél abrazo que habían compartido. —Bajaré por un vaso de agua, ¿Quieres
uno?
—No
gracias—apenas murmuró.
—Podemos
intentarlo de nuevo si quieres.
—No,
me dormiré ya…mañana es mi último día en la oficina antes del viaje. Tengo que
llegar temprano. —era imposible no notar el gran tono de decepción en su voz.
—Bien—se
acercó colocando su mano en la mejilla de su novia y presionó dulcemente sus
labios contra los de ella.
—Te
amo—murmuró contra sus labios, Harry le sonrió.
Harry
saltó de la cama para buscar sus bóxers en el suelo, cuando los encontró se los
colocó y bajó rápidamente hacia la cocina. Se sirvió un vaso de agua helada y
en un solo sorbo lo bebió por completo procediendo a llenar el vaso de nuevo.
Tomó
un pequeño sorbo apoyando sus codos contra la barra de la cocina.
¿Qué
demonios había pasado? No pudo alcanzar su clímax mientras le hacía el amor a
Kimberly, ni siquiera estaba duro del todo, maldita sea. ¿Cómo era posible? Kim
era hermosa y tenía un buen cuerpo, sus senos no eran tan grandes pero su
trasero vaya que lo compensaba. Negó con la cabeza, molesto consigo mismo y
terminó de beber.
¿Cómo
era posible? Bueno, lo era cuando Lexy Vane era lo único que su mente
reproducía y su cuerpo necesitaba.
***
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martes, 4 de noviembre de 2014
XIII
Cuando
Harry aceptó contribuir con su alumna para comprender mejor su clase y así,
elevar un poco sus notas, había dudado demasiado. Había dado por hecho lo que
ella le provocaría estando ambos a solas, en su oficina. Sin embargo, no fue
nada a como imaginó que sería.
No
sólo el nerviosismo, la incomodidad, y el increíble deseo emergiendo en él ante
la presencia de una chica tan hermosa como lo era ella, no fueron uno de los
más grandes impedimentos para poner aquél muro de profesor-alumna, de ética, de
moral y de principios en los que él, hasta que llegó a Mountain Island High
School, había creído y llevado como un código de honor desde que comenzó a
ejercer su carrera.
La
mayor contrariedad, la cual le sorprendió bastante –y eso se queda corto- fue
la fascinación que sentía en aquél momento. Treinta y siete minutos llevaban en
aquella oficina de colores oscuros predominando en café, gris y negro donde lo
que más resaltaba eran los labios rojos, la piel blanca y ojos azules de Lexy
eran factores importantes para que el profesor Styles no pudiera apartar, ni
siquiera un segundo, sus ojos de ella.
Estaba
tan deslumbrado por la actitud de ella, completamente diferente a la que solía
presenciar en su clase, ahora ella ponía atención a cada palabra que él decía y
daba su punto de vista, agregaba comentarios inteligentes y comprendía a la
perfección. Lo cual le hacía preguntarse; ¿Por qué no podía ser así de aplicada
en sus clases normales?
Quizás
eran sus compañeros quienes la distraían, quizás ella no quería verse bajo su
autoridad como todos los demás o quizás…quería la atención del profesor Styles
sólo para ella.
Su
aura era de carisma pura, sonrisa jovial y risueña combinado con sensualidad
inmutable, permanece ahí. Haga lo que haga, diga lo que diga, es completamente
deseable.
—Y
así concluimos hoy—dijo Harry, cerrando su libro sobre el escritorio y
poniéndose de pie, rodeó el escritorio hasta estar frente a Lexy y se recargó
en él, cruzando los brazos sobre su pecho—¿Alguna duda Vane?—arqueó una ceja.
Lexy
movió ligeramente su cabeza, cerró su libreta y libros.
—No,
ninguna.
—
¿Segura?
—Sí.
Entendí todo profesor, en realidad…su materia no es muy difícil—hizo una
pequeña mueca encogiéndose de hombros, aquél gesto hizo a Harry sonreír pero lo
cubrió rápidamente posando su mano en la barbilla, lo encontró tierno.
—Claro
que no es difícil, ninguna materia lo es cuando pones la debida atención.
—Tiene
razón—esbozó una media sonrisa mirándolo a los ojos, Harry la contempló unos
segundos, cuando se dio cuenta que habían sido demasiados bajó la mirada,
llevándose las manos a los bolsillos del pantalón.
—Pude
guardar sus cosas.
Lexy
sólo asintió, se puso de pie y se giró dándole la espalda a Harry, colocando su
mochila en el asiento para comenzar a guardar todo. Harry se quedó ahí, sin
moverse ni un centímetro. Algo cayó de la mochila de Lexy y ella se agachó para
recogerlo, los ojos de Harry se abrieron de sobremanera cuando el trasero de su
alumna estaba a en lo alto que incluso podía verse el short de licra negro
debajo de su falda. Tragó saliva pesadamente y se dio la vuelta con urgencia
llevándose las manos al rostro para cubrir su frustración.
Se
quedó así unos minutos, esperando a que aquellos pensamientos que nublaban su
mente se esfumaran.
—
¿Profesor?—escuchó la voz a sus espaldas, girándose rápidamente trató de
recobrar la compostura. Lexy de pie con su mochila colgando de su hombro.
—
¿Si?
—
¿Ya puedo irme?
—Oh,
claro, pero antes de que se vaya…—tomó una carpeta de su escritorio y la abrió
buscando entre las hojas, sacó una y se la entregó a Lexy—Me gustaría que
leyeras esto y lo estudiaras bien.
—Claro
que sí—tomó la hoja de su mano y no pudo evitar el brillante aro que estaba en
su largo dedo anular, Lexy frunció levemente el entrecejo. En el dedo anular de
la mano izquierda siempre iba el anillo de compromiso o matrimonio. ¿Quizás
él…? No, no podía ser.
—Bonito
anillo—murmuró Lexy sonriendo. Harry arrugó la frente como si no supiera de lo
que hablaba pero al ver su mano lo recordó.
—Oh,
gracias—dijo incómodo.
—
¿Está casado, profesor?—Harry levantó las cejas algo sorprendido ante la
pregunta, mordió su labio incómodo mientras Lexy mantenía la pequeña sonrisa.
—Uh,
no, no. —Dijo e inmediatamente sintió la urgencia de excusarse con Lexy—Mi
novia viajará la próxima semana por seis meses y…yo mandé a grabar nuestras
iniciales en los anillos como para formalizar un poco más nuestra relación, más
ahora que ella está uh, lejos—cuando terminó de hablar se sintió completamente
estúpido ¿Por qué le dijo todo aquello a su alumna? Probablemente ni siquiera
le importe.
—Aw,
eso es muy lindo—su voz dulce disminuyó un poco la tensión de Harry— Es una
chica con suerte…bien, hasta mañana profesor—Harry asintió levemente,
analizando lo último que Lexy había dicho.
“Es una chica
con suerte”
Se
refería a… ¿El gesto que él había dado a
Kimberly al regalarle el anillo? o… ¿Lexy le encontraba atractivo? ¿A Lexy le
gustaría estar en el lugar de Kim?
Sacudió
la cabeza, negándose a las últimas dos posibilidades. ¿Por qué una hermosa
chica como Lexy lo encontraría atractivo a él? Lo era, Harry era consiente que
no era nada desagradable en la perspectiva de las mujeres, pero ¿Por qué le
atraería un hombre en sus treintas cuando ella puede salir con uno de su edad?
***
—
¡Estoy en casa!—anunció Lexy aventando su mochila al suelo y quitándose las
zapatillas e ir directo a tirarse al sofá.
—Lexy,
te he dicho que no me dejes aquí tus zapatos y mochila. Llévalas a tu habitación—le
reprendió su madre cuando entró a la sala.
—Voy
ma, estoy cansada.
—
¿Por qué llegaste más tarde hoy?
—El
profesor Styles me está dando asesorías de Mitología, ya sabes que no me está
yendo muy bien en esa materia.
La
madre de Lexy frunció el ceño.
—
¿Tú en asesorías? ¿Segura que no estabas con ese chico Greg?
—Por
increíble que parezca, no. En realidad tuve asesorías, puedes ir a la escuela y
preguntarle al profesor Styles si quieres.
—No,
no. Confío en ti, hija. Me parece muy bien que te esfuerces por mejorar tus
notas, te servirán mucho esas asesorías.
—No
te imaginas cuanto—sonrió para sí misma.
Después
de platicar un rato con su madre, Lexy subió a su habitación a leer la tonta
hoja que le había dado el profesor Styles, no le llamaba la atención y la
materia se le hacía de lo más aburrido pero si quería acercarse más al profesor
y darle una buena impresión tenía que jugar al papel de alumna aplicada. Lo
leyó tres o cuatro veces, se había sorprendido de no haberse quedado dormida a
la segunda vez que la leía.
Guardó
la hoja en su mochila de nuevo y se dio cuenta que aún llevaba puesto el
uniforme, comenzó a desvestirse cuando en ese momento su teléfono móvil comenzó
a timbrar. Lo tomó viendo en la pantalla que la llamada era de Valery.
—Hey—dijo.
—Lex,
cuéntame. —respondió enseguida Valery.
—
¿Sobre qué?—se paró frente al espejo viéndose en ropa interior, girándose de un
lado a otro para ver si tenía algo de grasa extra en su cuerpo.
—Sobre
tu primera clase particular con el profesor Styles.
—Oh,
sí. Estuvo bien.
—
¿Sólo eso?—preguntó decepcionada.
—Sí,
no lo voy a besar en la primera clase, Val. Tenemos que conocernos más, ya
sabes. Poco a poco me acercaré más a él pero por el momento me mira con una
intensidad que Dios, sus ojos verdes son preciosos. Es tan serio, pero jamás
aparta su mirada de mí. Sus labios son tan rosados y su acento grueso hace eco
en su oficina cuando habla de sus temas aburridísimos, me dan ganas de besarlo
contra su escritorio para callarlo.
—Wow,
wow—contestó Valery riendo—Jamás te había escuchado hablar así de un chico, ni
siquiera de Greg.
—Ugh,
ni siquiera me menciones a Greg, además el profesor Styles no es un chico, es
un hombre.
—Deberías
terminar a Greg.
—Sí,
creo que lo haré. Estos días me he dado cuenta que no siento absolutamente nada
por él pero creo que no lo tomará nada bien.
—Es
lo más probable, pero es lo mejor Lexy. Ese idiota no te merece.
—Yo
sólo espero que podamos terminar bien.
Después
de eso Lexy colgó y en cuanto terminó de cambiarse a algo cómodo, su móvil
comenzó a timbrar nuevamente, esta vez era Greg.
—Hola—habló
apenas.
—
¿Por qué mierda no contestas mis llamadas?—Lexy suspiró, era cierto. Llevaba
dos días sin hablar con él.
—No
me sentía con ánimos de hablar.
—Entonces
me lo hubieras dicho, me tienes como un idiota llamándote cada diez minutos.
—Lo
siento.
—Como
sea, quiero verte.
—Yo
también, quiero hablar contigo.
—Bien,
espérame en el parque cerca de tu casa, pasaré por ti.
—Bien,
adiós.
Lexy
suspiró y mientras se recogía el cabello y buscaba unas zapatillas, pensaba en
que le diría exactamente a Greg. Tenía que usar las palabras correctas si no,
aquello acabaría mal. El temperamento de Greg era complicado, jamás sabía
cuándo estaba enojado o feliz, podía explotar en cualquier momento y eso le
preocupaba aún más.
Avisó
a su madre que iría a caminar un rato al parque y salió, cinco minutos después
el auto de Greg apareció y ella se acercó, Greg desde adentró abrió la puerta y
Lexy se agachó para mirarlo.
—Sube—le
ordenó. Lexy sólo se subió al auto y él comenzó a conducir, alejándose sólo un
poco ya que su madre podría verlos si se quedaban en el parque.
Se
orilló y apagó el motor, se giró hacia Lexy tomando su pequeño rostro en sus
manos, presionando agresivamente sus labios contra los rellenos de ella. Al ver
que no tenía ni la más mínima intención de contestarle el beso y trataba de
apartarlo empujando su pecho con sus pequeñas manos, se alejó frunciendo el
ceño con un suspiro de desesperación.
—
¿Qué? ¿Ahora ni siquiera me dejarás besarte?—preguntó molesto.
—Yo…quiero
hablar, ahora.
—Bien,
dilo—le dijo seco, Lexy suspiró relamiendo sus labios preparándose para hablar.
—No
podemos seguir así, Greg. Esta relación es enferma, ambos acudimos a la
violencia cada vez que discutimos y yo…no soy así pero tú sacas lo peor de mí.
Haces que me sienta culpable por todo, incluso por haber sido violada aunque tú
no me creas y aunque yo no lo recuerde pero sé que yo jamás te hubiera sido
infiel con tu mejor amigo ni con nadie, yo te amaba Greg, no soy la clase de
chica que se acueste con todos y lo sabes. Sin embargo, me repites lo zorra que
soy que hasta comienzo a creérmelo. Estoy harta, no merezco ser tratada como tú
me tratas, realmente no lo merezco. Ya no te amo y no soy feliz a tu lado.
—Esa
mierda la he escuchado tantas veces ¿Crees que me conmueves?
—Sinceramente
no me importa si te conmuevo o no, pero quiero que entiendas que hemos
terminado y no quiero que me busques.
—
¿Estás hablando en serio? ¿Con qué puto derecho te sientes para terminarme a
mí? Ya sé, seguramente ya te acostaste con otro y quieres seguir tirándotelo
sin impedimentos, eres una puta.
—
¡Cállate!—gritó dándole una fuerte bofetada, Lexy sintió su mano arder del
impacto pero había valido la pena, su mano estaba marcada en la mejilla de
Greg.
—
¡Maldita zorra!, ¿Cómo te atreves?—su puño golpeó el ojo de Lexy haciéndola
caer hacia atrás.
Lexy gritó de dolor, cubriendo su
ojo con la mano y apresurada abrió la puerta del coche y salió corriendo.
— ¡¿A dónde mierda crees que
vas?!—escuchó gritar a Greg pero siguió corriendo, no quería seguir ahí, quien
sabe que más pudiera hacerle Greg. Cuando vio que no la siguió caminó hasta su
casa, pensando en que inventarle a su mamá cuando la viera con el ojo,
seguramente morado.
***
lunes, 27 de octubre de 2014
XII
―Tienes que tener más cuidado, Lexy― dijo
preocupada, presionando la bolsa de hielo contra la mejilla inflamada de su
hija―No es la primera vez que te golpeas ensayando para el escuadrón.
―Lo sé, Ma. Prometo tener más cuidado―le
sonrió débilmente.
Su mamá la observó atentamente, si bien, su
sentido de madre que algunos llamarían sexto sentido en las mujeres, le
indicaban que esa sonrisa era forzada,
podía ver la tristeza de su hija reflejada en el iris azul, que siempre parecía
eléctrico, ahora completamente apagado.
Sabía que algo no iba bien, y desde meses atrás
se había percatado de ello. Lexy podía tener la misma actitud vivaz, jovial y
porque no, risueña que tanto la caracterizaba, pero había momentos en que su
luz se apagaba por completo y su madre, se daba cuenta.
― ¿Estás segura que es por ensayar esos
moretones en tu cuerpo? He visto varios, Lexy… esto no tiene que ver con ese
chico…Greg, ¿Cierto?
Lexy la miró sorprendida y extrañada al mismo
tiempo, un ligero miedo recorrió su estómago. ¿Cómo su madre sabía que seguía
con Greg? Se suponía que ella ya no lo había visto desde hace meses, o bueno,
se suponía que su madre creía eso.
― ¿Cómo es qué-
―Lucy me lo dijo.
Lexy negó completamente enojada, se suponía
que era un secreto.
―Es una chismosa―se quejó.
―Me lo dijo porque está preocupada por ti, cariño.
Y no voy a castigarte, porque sé que si te prohíbo estar con él, vas a verlo a
escondidas y no quiero eso. Prefiero que me tengas confianza…sólo quiero saber
si está todo bien con él, ¿Te respeta? ¿Te trata bien?
Lexy mordió su labio nerviosa mirando a su
madre, su rostro lleno de preocupación.
―S-sí, estamos bien―mintió―No tienes por qué
preocuparte― sonrió forzosamente, tratando de quitar tensión a la situación.
―Bueno, sabes que puedes contarme lo que sea,
¿Cierto?
―Claro que sí, Ma. Enserio, todo está bien.
Quita esa cara―dijo ahora más alegre y la abrazo fuerte, cerrando los ojos,
sintiendo el apoyo y amor que necesitaba.
Lexy subió a su habitación, apenas eran las
seis de la tarde pero de todos modos sacó su pijama junto con ropa interior
limpia. Tomó las prendas y salió al pasillo para dirigirse al baño. Cerró la
puerta y comenzó a llenar la tina, mientras escuchaba el agua correr y llenar
la tina se miró frente al espejo encima del lavamanos. Estaba pálida, más
pálida de lo normal y parecía como si quisiera llorar, realmente quería.
―No, se te hincharan los ojos y te verás
horrible― se dijo para sí misma cubriendo con sus manos el palidecido rostro, arrastró las manos
sobre su piel hasta descubrir el rostro de nuevo y suspiró. ―Eres bonita,
demasiado bonita como para arruinar tu rostro con estúpidas lágrimas―volvió a
repetirse, Lexy era sensible y la única forma de sentirse fuerte, era mediante
su belleza, era su arma más letal, la cual conocía y sabía manejar a la
perfección, al mismo tiempo que era irónico, se preocupaba tanto por aquellas
lágrimas que derramaba e hincharían su rostro momentáneamente, que por los
golpes que recibía constantemente de su novio.
No tenía sentido, al igual que su relación con
Greg. No tenía sentido.
Se deshizo de su atuendo y se sumergió en la
tina. Cerró los ojos disfrutando del agua tibia, relajándola al máximo.
Pensó, pensó mucho. Sobre Greg, en cuanto se
había dejado humillar por sentirse culpable, y en realidad, había creído que se
merecía todo aquello. Él se lo repetía constantemente, para justificar su maltrato
hacia ella, su abuso no solamente físico, si no, psicológico. Miles de palabras
horribles, insultos, son cosas que Lexy jamás olvidaría. Pero no podía dejarlo,
ella no se sentía con ese derecho, además, tenía miedo de como Greg podía
reaccionar. ¿Hasta dónde llegaría su violencia si ella lo dejaba?
El hecho de que fue prácticamente violada por
aquél chico que se decía ser el mejor amigo de Greg la había marcado y
perturbado, y aunque no recordara nada, para ella era mejor así, el trauma
seguía presente y ese hecho jamás en su vida podría salir de su mente
atormentándola para siempre.
Eso la aterraba aún más.
Suspiró, tratando de borrar todo aquello
aunque fuese mientras tomaba aquel relajante baño.
Entonces la única cosa emociónate que pasaba o que `pasaría en su
vida desvaneció el ceño fruncido y elevó las mejillas debido a la sonrisa que
se había extendido en su boca.
El profesor Styles.
De tan sólo imaginárselo, como lo ponía
nervioso, como le provocaba erecciones, la hacían morder el labio ansiosamente y olvidarse por completo de
Greg.
Si hubiera sido cualquier profesor, le daría
igual, incluso asco, pero no era cualquier profesor. Era Harry Styles, aquéllos
ojos verdes no grandes pero tampoco pequeños, sus labios en forma de corazón
siempre se mantenían a margen en su color rosado vibrante que provocaban en Lexy
unas ganas de devorarlos.
La forma en que sonreía, sus hoyuelos, las
pequeñas arrugas en sus ojos cuando su sonrisa era demasiada amplia, su
cabello, a veces despeinado, sus manos, las venas en sus manos
extendiéndose a sus brazos, su cuerpo,
su altura. Todo en él le encantaba, le fascinaba.
Y sería realmente toda una placentera
experiencia poder seducirlo hasta el punto en que le cueste incluso respirar en
la misma atmósfera que ella. Hasta el punto en que su cuerpo y su deseo sean
más fuertes que su estúpida moral y principios.
Iba a ser un placer, en toda la extensión de
la palabra, destruir al profesor Styles.
En el buen sentido, claro está.
*
― La cena estuvo deliciosa, nena―le dijo Harry
besando sus labios ligeramente mientras
le ayudaba a recoger los platos.
―Me alegra que te gustara―contestó Kim con una
leve sonrisa.
Una vez que Kim terminaba de lavar un plato o
vaso, se lo pasaba a Harry para secarlo, este lo hacía y lo guardaba.
Repitieron el mismo patrón hasta que todo estuviese limpio.
―Ve a la sala, voy en un momento―murmuró
besando su frente y Kim dejó la cocina.
Harry suspiró, buscó con su mano en el
bolsillo interno de su saco, al sentir la dureza del objeto, regresó su mano al
costado. Abrió las puertas de cristal de la alacena para sacar dos copas junto con el destapa-corchos, después
abrió la nevera y extrajo el vino que había traído en la tarde para disfrutarlo
con Kimberly. En una mano sus dedos sostenía las copas y en la otra la botella
fría de vino.
Inhaló y exhaló moviendo sus hombros, tratando
de relajarse.
Comenzó a caminar hacia la sala, quedándose en
la entrada de esta, Kimberly estaba de pie frente al componente, su dedo índice
presionando el botón el cual cambiaba de canción. Harry la observó de los pies a la cabeza. Dejando ver sus
bronceadas piernas, su cabello dorado en largas ondas cayendo por su espalda.
Dejó de cambiar cuando apareció una canción que, al juzgar por como movía las
caderas suavemente al ritmo, le gustó.
Harry sonrió ampliamente, la rubia se giró sobre sus pies y enseguida sus ojos
miel conjugaron con los verdes de Harry e imitaron su sonrisa.
Ella era preciosa, vaya que lo era.
Harry se sentía un hombre afortunado y no por
el simple hecho de su belleza, si no, que era una mujer carismática, bondadosa,
dulce como el azúcar, comprensiva. Todo lo que un hombre pudiese querer de una
mujer para una relación formal, seria.
Sin embargo, no entendía porque ella no podía
ser la dueña de todos sus deseos, de
todas sus fantasías sexuales y pecados.
Podría formar parte de algunos, pero si bien,
él sabía que la única que gobernaba aquellos deseos eróticos era Lexy Vane,
sólo ella, nadie más.
Jamás, en sus treinta y cuatro años de vida
había deseado tanto a alguien…todo era tan extraño. No sabía cómo una niña de
dieciséis años podía ejercer ese
magnetismo sobre él, era impresionante.
Se odiaba
a si mismo por ello, le repugnaba tener esos pensamientos sobre ella al
mismo tiempo que le volvían loco y agitaba su interior.
Era una mezcla de inexplicables sentimientos.
Oh Kimberly, si tan sólo ella pudiera ser la
que ocupara todos esos pensamientos, sería la mujer perfecta para Harry.
Kimberly caminó hacia Harry, cuando estuvo
frente a él envolvió sus brazos en su cuello y presionó sus labios contra los
de él con fuerza. Harry sonrió contra los labios de ella y abrió la boca para
recibir el beso apasionado.
Tenía que concentrarse en ella y olvidar de
una maldita vez las ganas que tenia de follar a Lexy Vane como si no hubiera un
mañana.
No importaba cuánto la deseaba, mientras él
pudiera, jamás dejaría que aquello sucediera.
Tenía que reafirmar lazos con Kimberly y
volver su relación más fuerte, justo por eso habían cenado juntos.
―Vamos―murmuró Harry, ambos se sentaron en el
sofá y Harry colocó las copas y vino en la mesa del centro. Abrió la botella de
vino con el destapa corchos, vertió el líquido embriagante dulce en ambas
copas.
Le extendió una a Kimberly, ella la tomó con
una sonrisa.
―Por nosotros―dijo la rubia.
―Por nosotros, nena―chocaron ambas copas y
enseguida las llevaron a sus labios. ― ¿Qué tal?
―Esta delicioso, Harry.
― ¿Si? Es nuevo, Gemma lo mandó, es la prueba.
―A sí que… ¿No ha salido a la venta?
―No aún, tenía que probarlo primero.
―Es
delicioso pero no empalaga en lo absoluto. Será un éxito.
―Eso espero.
La gran fortuna que el padre de Harry había
dejado a cargo de él y su hermana mayor, se debía a que, la familia Styles, era
dueña de viñedos en Londres, con una de las marcas más prestigiadas del país y
del mundo. Había dejado el negocio y fortuna familiar a sus dos hijos, pero a
Harry no le interesaba dedicar su vida a los viñedos y los negocios que estos
conllevaban, lo cual era todo lo contrario con Gemma. Así que ella se hizo
cargo de la mayoría del negocio y fue como Harry pudo ejercer su carrera. Él
sólo aprobaba los vinos, leía los informes y claro, recibía sus comisiones. Sus
muy altas comisiones.
―Quiero hablar contigo sobre algo muy
importante, Harry.―dijo Kimberly en un tono más serio.
― ¿Sí? Qué bueno que lo dices porque yo
también.
―Oh, ¿Qué querías decirme?
―No, tu primero―dio el último sorbo a su vino
y colocó la copa en la mesa.
―Buena…yo, tengo que viajar.
Harry frunció el ceño.
― ¿A dónde?
―A parís, con mi jefe. Tiene un proyectó allá
y como asistente tengo que acompañarlo.
―Yo, no me esperaba esto. ¿Cuánto tiempo?
―Cinco o seis meses.
―Eso es demasiado tiempo, Kimberly. ¿Por qué
no me lo habías dicho? ―elevó un poco la voz, la cual mantenía su tono de
sorpresa pero algo más agresivo.
― ¡No lo sabía! Me lo dijo esta mañana. Es mi
trabajo, Harry.
―Lo sé pero, eso es demasiado tiempo.
―Lo sé, lo sé. Créeme, no quiero ir pero tengo
que. Pero por es quiero saber si vamos enserio, si yo…podré estar segura que al
regresar tu seguirás a mi lado. Necesito algo que me dé la certeza que nuestra
relación no acabará o cambiará.
―Tú sabes que vamos enserio, te lo he dicho
muchas veces―murmuró levantando la barbilla de ella con sus dedos para
acercarse a su rostro. ― ¿No es así?
―Sí, es
sólo que…eres un hombre increíble, apuesto. Alguien puede atraerte en esos
meses sin mí, cualquier chica se te puede ofrecer y tú…
―Y yo no haré absolutamente nada. Eres mi
novia, Kimberly. Te respeto y no quiero a nadie más pero ¿Sabes qué?, tienes
razón. Necesitas algo que te aseguré que seguiremos juntos, es por eso que
compré esto.
Harry sacó la caja del interior de su saco y vio como los ojos de
Kimberly brillaron con nerviosismo, la
miró con una sonrisa procediendo a abrir la caja. En esta, aparecieron dos
anillos de oro brillantes, sin ninguna piedra preciosa o algún diseño,
simplemente dos aros de oro preciosos.
―Mandé a que grabaran mi inicial en el tuyo y
tu inicial en el mío― murmuró y sacó el más pequeño. Le enseño de cerca y
Kimberly vio la pequeña “H” grabada. Tomó su mano izquierda y le colocó el
anillo en el dedo anular.
Ella soltó una risilla tonta, tratando de
silenciarla tapando su boca con la otra mano. No podía creer que Harry
estuviese haciendo esto.
Cuando terminó de colocarle el anillo besó sus
nudillos. Kimberly se apresuró a tomar
el otro anillo y comprobó que estaba la “k” grabada. Deslizó el aro de oro en
el dedo anular de Harry y apena lo hizo se abalanzó sobre él para llenarlo de
besos expresando su gratitud y felicidad.
―Con esto, siempre recordaremos que no importa
si estamos lejos el uno del otro. Tú me perteneces y yo te pertenezco a ti―
Habló su ronca voz contra los labios de ella.
Kimberly lo abrazó fuertemente, hundiendo su
rostro en el pecho de Harry.
Él la rodeó con sus brazos, colocando sus
manos en su espalda.
―Te amo, Harry―susurró apenas.
Harry se quedó callado y tieso. Era la primera
vez que ella le decía aquello, y se decepcionó. No de Kimberly, si no, de él.
Porque, por más que quiso decirlo de vuelta,
aquellas dos importantes palabras jamás salieron de sus labios.
*
Lexy estaba frente al espejo en los sanitarios
de mujeres de la escuela. Al lado de ella se encontraba Valery, quien le
platicaba sobre la cita que había tenido el fin de semana. Lexy la escuchaba mientras
aplicaba el brillo labial inclinada hacia el espejo.
Acomodó su cabello moviendo las raíces con los
dedos para dar más volumen.
― ¿Por qué te tardas tanto Lexy? Llevamos aquí
como quince minutos―Se quejó Valery poniendo los ojos en blanco.
―Sólo hago tiempo para mis asesorías con el
profesor Styles, además quiero verme lo mejor posible―dijo sacando un poco la
lengua y mordiéndola con una sonrisa.
―Ay
Lex―rió― ¿Tu enserio crees que podrás tirártelo?
―Claro que sí. Con paciencia y empeño. Aunque
sinceramente, no lo veo tan difícil, se le para con tan sólo verme―carcajeó.
―Dios, ya me imagino. Es muy apuesto Lexy, así
que no te culpo por querer seducirlo, sólo ten cuidado amiga. Eso te puede
traer muchos problemas, quiero decir… es tu profesor…tienes dieciséis, él
treinta y cuatro. Ni siquiera es legal.
―Blah, blah―puso los ojos en blanco―Mientras
ambos queramos es válido para mí, yo no lo obligo a él, no hay nada de malo, y
sí, es mucho mayor que yo pero, ¿A quién le importa? No soy la primera chica
que se ha follado a alguien que le doble la edad.
―No, pero seguro serás la primera alumna que
se folla al profesor Styles.
―Me gusta el título―sonrió
Lexy desabrochó los primeros tres botones de
su blusa impecable dejando ver sus senos y subió un poco más su falda, dando a
relucir aquellas preciosas piernas. Se despidió de Valery, caminado hacia la
oficina del profesor Styles. Estaba nerviosa, no por tenerlo cerca, si no, por
todo lo que imaginaba que podría pasar en todo el tiempo que ella estuviera con
él.
Como se sentiría sus labios sobre los de ella,
aquellos labios rosados y en forma de corazón sobre su piel, sus grandes manos
acariciándola. De tan sólo imaginarlo se derretía por completo.
Relamió sus labios frente a la puerta de su
oficina y tocó con su puño, dos veces.
Esta vez la puerta se abrió, mostrando al alto
y apuesto hombre en un traje gris impecable.
Lexy sonrió.
―Hola, profesor.
―Señorita Vane, adelante. ―habló si ronca voz
haciéndose a un lado e indicándole con la mano que pasara, en cuanto Lexy
entró, Harry se giró sobre sus pies y cerró la puerta.
***
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