domingo, 30 de noviembre de 2014

HARRY'S TEMPTATION REGRESÓ A WATTPAD

Hola, bueno sólo quería avisarles que he vuelto a subir HT a wattpad, así que si se les facilita leerla ahí, pueden hacerlo. Aquí les dejo el link; 

jueves, 27 de noviembre de 2014

XIV




—En dos semanas es la prueba de los primeros tres bloques que hemos estado viendo, recuerden que el valor de la prueba es de un veinte por ciento de su calificación final…y también recuerden que sus apuntes y tareas son la base para que obtengan una buena nota—Harry anunció a sus alumnos con los brazos cruzados sobre su pecho, observándolos de forma neutra.

— ¿Profesor Styles?—le llamó una chillona voz al frente, Harry inmediatamente localizo a la dueña de aquél timbre de voz tan…peculiar. Larga melena rubia y ojos grises metálicos.

Lexy, quien estaba, a tres filas de distancia rodó los ojos ante la irritante voz de su compañera menos apreciada.

—Sí, Amelia—hizo un ademán con la mano dándole el permiso de proceder.
La rubia sonrió ampliamente a su apuesto profesor, aclaró su garganta moviendo su cabello para apartarlo de su hombro.

—Yo creo que, como matriculados de esta prestigiosa institución le debemos un rotundo respeto al reglamentado que el prefecto de Mountain Island ha dictado, y como representante de este curso siento que es mi deber ayudar a que se cumplan tales reglas y no pasar a nadie por alto.

—Así es—dijo asintiendo ligeramente con la cabeza.

—Bien, y una de esas reglas es que, todo el alumnado en general sin excepciones tiene prohibido usar un accesorio ajeno al uniforme, como otro tipo de vestimenta, gorras e incluso gafas de sol y quiero creer que usted está de acuerdo conmigo en que nuestra querida compañera Lexy Vane está rompiendo esa regla y…

Lexy se puso inmediatamente de pie, girándose para ver a su compañera.

— ¿A ti en que te afecta? Eres una maldita chismosa—gruñó Lexy provocando que sus compañeros alrededor emitieran en unísono un “uh”

Harry inmediatamente frunció el ceño y antes de que pudiese intervenir, Amelia respondió.

—Me afecta porque estas desobedeciendo el reglamento de la escuela. Tú crees que puedes pasar por encima de todos Vane—elevó la voz enojada, quizás demasiado para su argumento. Lexy carcajeó.

—Siempre buscas la manera de molestarme sólo porque tu novio babea como perro cuando me ve. No es mi culpa—dijo poniendo las manos sobre su cintura con confianza única mirando hacia el chico de cabello rubio alborotado el cual era el novio de Amelia, el chico sólo bajó la cabeza evitando el contacto visual con cualquiera de las dos. De nuevo, se escuchó el abucheo de sus compañeros y algunas risas y comentarios la mayoría apoyando a Lexy.

— ¡Eres una mentirosa!

— ¿Ah sí? Si quieres puedo enseñarte en mi teléfono todos los mensajes que me ha enviado Aaron rogándome que salgamos, estoy segura que puedes identificar su número…incluso creo que me mandó uno anoche—dijo elevando el teléfono en el aire. Amelia abrió la boca de sobremanera, sorprendida. La furia irradiaba por sus ojos, la sangre corría a su cabeza y provocaba el enrojecimiento en su rostro. 

— ¡Basta ya señoritas!—exclamó Harry. —No es el momento ni lugar para discutir sus asuntos personales, fuera de la escuela pueden hacer lo que se les venga en gana pero en mi clase no. Ahora tomen asiento—ambas asintieron volviendo a su escritorio— y lo siento, Vane pero tendrá que quitarse esas gafas, aquí no entra el sol y Amelia tiene razón, va contra las reglas.

—Pero profesor—Harry elevó sus cejas mirándola seriamente, Lexy suspiró retirándose las gafas, resignada, cuando aquellos grandes y cristalinos ojos se exhibieron en el aula y frente a su profesor, la boca de Harry se abrió sorprendido mientras un ligero contraste de preocupación e impotencia atravesaba su iris verde eléctrico.

Sus brazos se desenlazaron dejándose caer a los costados, sentía sus manos relajarse pero su mandíbula tensarse al ver el gran círculo color morado tratado de ser cubierto con maquillaje que estaba alrededor de su ojo izquierdo.

Lexy al notar la intensa y desconcertada mirada de su maestro y compañeros bajó el rostro poniendo los ojos en blanco. A Harry se le había hecho un pequeño nudo en la garganta, ¿Quién demonios le había hecho eso? Le intrigaba y preocupaba, quizás demasiado.
Tragó saliva y aclaró su garganta.

—Bien, continuemos.

La clase continuó su estado habitual, sin embargo Harry no podía sacarse aquella cuestión de la cabeza, tenía que preguntarle. Tenía que preguntarle a Lexy quién o como le habían hecho ese horrible moretón que intervenía en sus perfectas facciones y bello rostro pero aun así, seguía siendo la chica más hermosa que Harry había visto.

Al tocar la campana y con la autorización de Harry comenzaron todos a salir del aula, Harry metió sus manos en los bolsillos de su pantalón fino y se acercó a Lexy.

— ¿Puedo hablar con usted señorita Vane?—le murmuró a lo que Lexy sólo asintió metiendo los libros a su mochila. El profesor Styles regresó sobre sus pasos hasta llegar a su escritorio y se recargó en él mirando directamente a Lexy aún con las manos en sus bolsillos y sus pies cruzados.

Lexy cerró su mochila y la colocó sobre su hombro, levantó la vista hacia su profesor caminando hacia él, dejando una distancia apropiada entre ambos.

— ¿Qué sucede profesor?

Harry levantó una ceja esperando a que el último de sus alumnos saliera.

— ¿Qué le pasó?

— ¿Qué?—Lexy sabía bien a que se refería pero pensó que sería buena idea fingir que no lo hacía.

—El golpe, Vane.

—Oh… ¿Esto?—señaló su ojo—No es nada profesor, unos niños en el parque estaban jugando béisbol y pues, la bola me dio. Creo que ya han dejado los ojos morados a todos los vecinos—fingió una risa al final, tratando de sonar más honesta y casual la situación, después de todo era lo que le había dicho a su madre y le había creído.

El ceño fruncido de Harry se hizo más prominente, pasó una mano por su barbilla relamiendo sus labios.

— ¿En serio?— Era imposible que ese golpe fuese por algún accidente, era de puño. Bien lo sabía Harry, en su adolescencia estuvo involucrado en bastantes peleas, y podía diferenciar de inmediato aquél golpe. No le creía, no le creía en lo absoluto y Lexy lo sabía. Asintió. —Sé que no soy de su agrado, Vane mucho menos su profesor favorito…pero puede confiar en mí, como alumna mía me preocupa y si está pasando por algún mal momento quizás puedo darle un buen consejo.

Lexy sonrió ante la sensibilidad y apoyo de su profesor, realmente no esperaba eso de él.

—Muchas gracias profesor pero como le dije, no es nada. Tengo que irme, lo veo después de clases.

Harry asintió y la vio salir de su aula. Suspiró llevándose una mano al cabello.

—Eres un estúpido, por supuesto que no te contará nada, no te tiene confianza ni siquiera le agradas. Sólo te ve como su jodido profesor de Mitología.

No tenía ningún derecho de reclamar confianza entre su alumna y él, mucho menos plantear la posibilidad de que lo viera como hombre y no como su profesor, pero al fin y al cabo, lo anhelaba.

***


La cafetería estaba abarrotada, una larga fila para recoger el almuerzo, el resultado de que Lexy se quedara en la mesa con Valery comiendo sólo una manzana roja, después de todo su apetito no era grande.

— ¿Para qué te quería el profesor, Lex?—pregunto Valery dando un mordisco a su barra de cereal.

—Sobre mi golpe—se encogió de hombros—Dijo que podía confiar en él, parecía… no sé, ¿preocupado?

—Yo también lo estoy, ese idiota de Greg, como me gustaría cortarle el-

—Bien, bien—rió Lexy interrumpiéndola— Descuida, ya terminamos, no volveré a permitir que me trate así, ni él ni nadie.

—Eso espero, ¿Le dijiste al profesor que fue él quien te golpeó?

—Oh no, le dije lo mismo que a mi madre pero creo que no me creyó…aunque pensándolo bien quizás si le diga y puedo sacar provecho de ello—sonrió ligeramente.

— ¿A qué te refieres?

—A que sí le cuento lo que en realidad pasó, me verá vulnerable, sensible y cualquier persona en esa situación siente la obligación o necesidad de consolar a la otra persona.

—Ya veo a dónde vas, al menos ese ojo morado te va a servir para acercarte más al profesor Styles.  

—Exacto, gracias maldito Greg—sonrió dándole un mordida a su manzana. Ante los ojos de Valery, o cualquiera se podía pensar que a Lexy no le afectaba en lo más mínimo lo que Greg le hizo. Estaba aprendiendo a manipular sus sentimientos a su beneficio y lo estaba logrando.

Al terminar el almuerzo, todos regresaban a sus casilleros para preparase para la siguiente clase. Lexy caminaba hacia el suyo sola, Valery se había entretenido hablando con un chico. Mientras caminaba por el corredor el pequeño círculo de chicos altos al final del pasillo llamó su atención, frunciendo el ceño y entre burlas escuchadas, se acercó.

—Vamos, defiéndete ñoño—carcajeó uno de los chicos. Lexy se puso de puntillas, tratando de ver entre los chicos.

— ¡Déjenlo!—gritó empujándolos, haciendo que se rompiera el círculo y darse cuenta que se trataba de Sammy.

—Oh Vamos, Lex. ¿Vas a defenderlo?—le preguntó aun riendo.

— ¿Qué les ha hecho él, Austin? Son tan inmaduros a veces—se agachó a ayudar a Sammy, recogiendo los anteojos que estaban en el suelo y se los entregó. — ¿Estás bien?

—S-sí, gracias L-Lexy—murmuró apretando sus libros contra su pecho, Lexy le obsequió una pequeña sonrisa.

—Es un tonto—murmuró uno y todos rieron.

—Ya basta, chicos… esto es como bullying—habló de nuevo viéndolos fríamente provocando otra carcajada en sus compañeros.

—Sólo estábamos jugando, nena no seas exagerada. Maldición, ¿Estás en tu periodo?—habló Austin.
Lexy soltó un suspiro de desesperación mientras ponía los ojos en blanco.

—Estás en preparatoria y sigues actuando como niño ¿y todavía preguntas porque siempre rechazo salir contigo? Tengo demasiadas cosas que hacer como para ser niñera de alguien—los chicos alrededor comenzaron a reír y burlarse.

—Perra—gruñó por debajo alejándose junto con los demás. Lexy suspiró una vez más, se giró para ver a Sammy quién la miraba completamente sorprendido.

— ¿Seguro que estás bien?

—Sí… ¿P-porqué me defendiste?

—Porque son unos idiotas, además tú me dejaste copiar tus respuestas de las preguntas que había dictado el profesor Styles ¿recuerdas? Te debía una—sonrió.

—B-bueno, gracias—le sonrió.

—De nada, tengo que ir a clase. Nos vemos.

***


Como era costumbre, al terminar las clases Lexy se apresuró para llegar al tocador, una vez frente al espejo hice una mueca de desaprobación ante el reflejo que este le otorgaba. ¿Cuánto tardaría en eliminarse por completo de su piel aquél moretón? Sacudiendo su cabeza tratando de borrar su preocupación. Revisó que su uniforme estuviera en orden y antes de salir, tomó su perfume de bolsillo y roció un poco en sí misma.

Al llegar a la oficina del profesor, la puerta estaba abierta. Extrañada se paró en el umbral pero no había nadie, quizás fue al sanitario, pensó. Ingresó a la oficina dejando caer su mochila al lado de sus pies.

Observó con atención a su alrededor, todo parecía organizado, como si cada cosa tuviera un lugar especial para ser colocado. Caminó hacia el escritorio, sus dedos rosaron la madera de roble subiendo hacia el porta lápices que había en la esquina, sonrió tomando el bolígrafo brillante y demasiado elegante para ser bolígrafo. Acercó este a sus ojos y leyó las letras grabadas.

Harry Edward Styles.

Sonrió ante el nombre completo de su profesor, pasó su pulgar sobre el nombre sintiendo pequeños bordes, dejó el bolígrafo en su lugar y hojeó los documentos sobre su escritorio rápidamente pero algo captó su atención, volviendo a hojearlos. Una fotografía.
La tomó y miró atentamente a la feliz pareja que parecían ser, largo cabello rubio y piel dorada, con una enorme sonrisa plasmada en su rostro. Frunció el ceño al ver como los brazos de Harry la sostenían contra él con fuerza y él parecía tan feliz.
Era la rubia que estaba con él en el cine, ella era la razón por la que él llevaba ese estúpido anillo de promesa en el dedo anular. Una pequeña y desagradable sensación estrujó sus entrañas mirando a la que podía ser su adversaria. Dejó la fotografía en su lugar y regresó a su silla, sacó su móvil de la mochila y cruzó las piernas.

Dos llamadas perdidas de Greg. Jadeó eliminando y bloqueando su número.

Los fuertes pasos comenzaron a escucharse por el pasillo, había dejado la puerta abierta por supuesto y eran bastante fácil percibirles, rápidamente colocó el teléfono en su oído posicionando su otra mano en la mejilla.

— ¿Cómo pudiste hacerme eso, Greg?—dijo en un tono de dolor, fingiendo hablar con su ex novio—Me siento como una estúpida, traté de ser la mejor novia para ti pero jamás me valoraste—Lexy sonrió al sentir a sus espaldas una presencia— Todos se me quedan viendo y me preguntan qué me pasó, ¿Qué mierda puedo decirles? ¿Qué mi novio es un maldito cobarde que me golpea? —Lloriqueó— No, exnovio…hemos terminado.

—Mhm— Harry se aclaró la garganta para hacerse notar, Lexy fingió sobresaltarse y se giró para verlo. Tenía su rostro completamente tenso, con ojos bien abiertos y un entrecejo fruncido.

—Adiós—colgó y guardó el teléfono, limpiándose las lágrimas que había derramado. —L-lo siento profesor, no lo vi... lamento que haya tenido que escuchar eso.

Harry no dijo nada, simplemente entró a su oficina aún impactado por lo que había escuchado. El maldito hijo de puta de su novio fue quien había hecho ese horrible golpe en su rostro, ¿Qué hombre en su sano juicio podría lastimar de esa forma a esta hermosa chica? La rabia lo invadió, si tuviera enfrente al infeliz ya le hubiese propinado unos cuantos golpes. A pesar de su preocupación y enojo no pasó por alto que ella había terminado con él y de alguna forma eso provocó un cosquilleo en su estómago.

— ¿Es…es la primera vez que él le hace esto?—dijo cuando estuvo de pie frente a ella, Lexy levantó el rostro para mirarlo, sus ojos brillantes y enrojecidos mirando fijamente hacia él como una pequeña niña perdida apretaron su corazón. Lexy negó con la cabeza sin dejar de mirarlo y antes de que pudiera saber lo que estaba pasando ella se había colado entre sus brazos, apretándolo contra su pequeño cuerpo y sollozando en su pecho. Harry se quedó congelado en su lugar, pasó tan rápido que apenas podía asimilarlo.

La tenía a ella, tenía a la chica que estaba en sus sueños cada noche entre sus brazos, sollozando y abrazándolo con toda sus fuerzas. Sintió su corazón calentarse de alguna forma y dejó que todas su contradicciones se esfumaran por unos momentos para dejar sólo al Harry humano, al hombre lleno de deseos, sueños y necesidades, contestándole el abrazo y cerrando los ojos disfrutando de la calidez que proporcionaba sus cuerpos enlazados.

Una de sus manos estaba sobre la espalda de Lexy acariciando suavemente mientras que la otra la subió su cabeza, agachó su rostro para poder olfatear su cabello. Inhaló profundamente, dejando que el aroma a cítricos de su champú viajara por sus fosas nasales hasta llenar sus pulmones para volver a inhalar otra vez sin lograrse saciar de su aroma.

—Pensé que me amaba pero…esto no lo hace una persona que te ama, ¿cierto?—levantó su rostro para ver a Harry y el negó con la cabeza.

—Olvídalo—pasó su pulgar por su mejilla limpiando las lágrimas— No vale la pena que llores por ese idiota, eres muy joven y hermosa…encontrarás a alguien mejor.

Lexy quería sonreír ampliamente, él pensaba que era hermosa. Le miró asombrada sin decir nada, observando como Harry relamía sus labios lentamente y en ese momento lo único que podía pensar era en cómo se sentirían aquellos labios rosados sobre los suyos.

Quería hacerlo, pero no era el momento. Lexy sacudió su cabeza alejándose de él.

—L-lo siento, no sé porque lo hice—dijo refiriéndose al abrazo. Harry le sonrió ligeramente pero no pudo evitar sentirse decepcionado.

—Descuide, le dije que podía confiar en mí.

***


—Yo…lo siento, nena—jadeó presionando sus labios contra los de la rubia para después rodar hacia un lado en la cama.
Kimberly se incorporó completamente confundida mirándolo, Harry parecía preocupado, realmente preocupado.

— ¿Qué sucedió?

—Yo n-no lo sé, jamás me había sucedido—se pasó una mano por su cabello húmedo por el sudor.

— ¿Es por mí?—le preguntó con dolor, cubriendo su cuerpo desnudo por las sábanas.

— ¿Qué? No, no. Eres hermosa, nena y tu cuerpo es perfecto, sexy…juro que no es por ti. Es sólo que no estoy de humor, tengo tantas cosas en la cabeza que me es difícil relajarme.

— ¿Pasa algo malo? Puedes contarme lo que sea, Harry. Soy tu novia.

—Son sólo…cosas del trabajo— mintió, simplemente no podía dejar de pensar en Lexy y en aquél abrazo que habían compartido. —Bajaré por un vaso de agua, ¿Quieres uno?

—No gracias—apenas murmuró.

—Podemos intentarlo de nuevo si quieres.

—No, me dormiré ya…mañana es mi último día en la oficina antes del viaje. Tengo que llegar temprano. —era imposible no notar el gran tono de decepción en su voz.

—Bien—se acercó colocando su mano en la mejilla de su novia y presionó dulcemente sus labios contra los de ella.

—Te amo—murmuró contra sus labios, Harry le sonrió.

Harry saltó de la cama para buscar sus bóxers en el suelo, cuando los encontró se los colocó y bajó rápidamente hacia la cocina. Se sirvió un vaso de agua helada y en un solo sorbo lo bebió por completo procediendo a llenar el vaso de nuevo.
Tomó un pequeño sorbo apoyando sus codos contra la barra de la cocina.

¿Qué demonios había pasado? No pudo alcanzar su clímax mientras le hacía el amor a Kimberly, ni siquiera estaba duro del todo, maldita sea. ¿Cómo era posible? Kim era hermosa y tenía un buen cuerpo, sus senos no eran tan grandes pero su trasero vaya que lo compensaba. Negó con la cabeza, molesto consigo mismo y terminó de beber.


¿Cómo era posible? Bueno, lo era cuando Lexy Vane era lo único que su mente reproducía y su cuerpo necesitaba. 

***
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martes, 4 de noviembre de 2014

XIII



Cuando Harry aceptó contribuir con su alumna para comprender mejor su clase y así, elevar un poco sus notas, había dudado demasiado. Había dado por hecho lo que ella le provocaría estando ambos a solas, en su oficina. Sin embargo, no fue nada a como imaginó que sería.
No sólo el nerviosismo, la incomodidad, y el increíble deseo emergiendo en él ante la presencia de una chica tan hermosa como lo era ella, no fueron uno de los más grandes impedimentos para poner aquél muro de profesor-alumna, de ética, de moral y de principios en los que él, hasta que llegó a Mountain Island High School, había creído y llevado como un código de honor desde que comenzó a ejercer su carrera.
La mayor contrariedad, la cual le sorprendió bastante –y eso se queda corto- fue la fascinación que sentía en aquél momento. Treinta y siete minutos llevaban en aquella oficina de colores oscuros predominando en café, gris y negro donde lo que más resaltaba eran los labios rojos, la piel blanca y ojos azules de Lexy eran factores importantes para que el profesor Styles no pudiera apartar, ni siquiera un segundo, sus ojos de ella.
Estaba tan deslumbrado por la actitud de ella, completamente diferente a la que solía presenciar en su clase, ahora ella ponía atención a cada palabra que él decía y daba su punto de vista, agregaba comentarios inteligentes y comprendía a la perfección. Lo cual le hacía preguntarse; ¿Por qué no podía ser así de aplicada en sus clases normales?
Quizás eran sus compañeros quienes la distraían, quizás ella no quería verse bajo su autoridad como todos los demás o quizás…quería la atención del profesor Styles sólo para ella.
Su aura era de carisma pura, sonrisa jovial y risueña combinado con sensualidad inmutable, permanece ahí. Haga lo que haga, diga lo que diga, es completamente deseable.
—Y así concluimos hoy—dijo Harry, cerrando su libro sobre el escritorio y poniéndose de pie, rodeó el escritorio hasta estar frente a Lexy y se recargó en él, cruzando los brazos sobre su pecho—¿Alguna duda Vane?—arqueó una ceja.
Lexy movió ligeramente su cabeza, cerró su libreta y libros.
—No, ninguna.
— ¿Segura?
—Sí. Entendí todo profesor, en realidad…su materia no es muy difícil—hizo una pequeña mueca encogiéndose de hombros, aquél gesto hizo a Harry sonreír pero lo cubrió rápidamente posando su mano en la barbilla, lo encontró tierno.
—Claro que no es difícil, ninguna materia lo es cuando pones la debida atención.
—Tiene razón—esbozó una media sonrisa mirándolo a los ojos, Harry la contempló unos segundos, cuando se dio cuenta que habían sido demasiados bajó la mirada, llevándose las manos a los bolsillos del pantalón.
—Pude guardar sus cosas.
Lexy sólo asintió, se puso de pie y se giró dándole la espalda a Harry, colocando su mochila en el asiento para comenzar a guardar todo. Harry se quedó ahí, sin moverse ni un centímetro. Algo cayó de la mochila de Lexy y ella se agachó para recogerlo, los ojos de Harry se abrieron de sobremanera cuando el trasero de su alumna estaba a en lo alto que incluso podía verse el short de licra negro debajo de su falda. Tragó saliva pesadamente y se dio la vuelta con urgencia llevándose las manos al rostro para cubrir su frustración.
Se quedó así unos minutos, esperando a que aquellos pensamientos que nublaban su mente se esfumaran.

— ¿Profesor?—escuchó la voz a sus espaldas, girándose rápidamente trató de recobrar la compostura. Lexy de pie con su mochila colgando de su hombro.
— ¿Si?
— ¿Ya puedo irme?
—Oh, claro, pero antes de que se vaya…—tomó una carpeta de su escritorio y la abrió buscando entre las hojas, sacó una y se la entregó a Lexy—Me gustaría que leyeras esto y lo estudiaras bien.
—Claro que sí—tomó la hoja de su mano y no pudo evitar el brillante aro que estaba en su largo dedo anular, Lexy frunció levemente el entrecejo. En el dedo anular de la mano izquierda siempre iba el anillo de compromiso o matrimonio. ¿Quizás él…? No, no podía ser.
—Bonito anillo—murmuró Lexy sonriendo. Harry arrugó la frente como si no supiera de lo que hablaba pero al ver su mano lo recordó.
—Oh, gracias—dijo incómodo.
— ¿Está casado, profesor?—Harry levantó las cejas algo sorprendido ante la pregunta, mordió su labio incómodo mientras Lexy mantenía la pequeña sonrisa.
—Uh, no, no. —Dijo e inmediatamente sintió la urgencia de excusarse con Lexy—Mi novia viajará la próxima semana por seis meses y…yo mandé a grabar nuestras iniciales en los anillos como para formalizar un poco más nuestra relación, más ahora que ella está uh, lejos—cuando terminó de hablar se sintió completamente estúpido ¿Por qué le dijo todo aquello a su alumna? Probablemente ni siquiera le importe.
—Aw, eso es muy lindo—su voz dulce disminuyó un poco la tensión de Harry— Es una chica con suerte…bien, hasta mañana profesor—Harry asintió levemente, analizando lo último que Lexy había dicho.

“Es una chica con suerte”
Se refería a… ¿El gesto que él había dado a Kimberly al regalarle el anillo? o… ¿Lexy le encontraba atractivo? ¿A Lexy le gustaría estar en el lugar de Kim?
Sacudió la cabeza, negándose a las últimas dos posibilidades. ¿Por qué una hermosa chica como Lexy lo encontraría atractivo a él? Lo era, Harry era consiente que no era nada desagradable en la perspectiva de las mujeres, pero ¿Por qué le atraería un hombre en sus treintas cuando ella puede salir con uno de su edad?

***

— ¡Estoy en casa!—anunció Lexy aventando su mochila al suelo y quitándose las zapatillas e ir directo a tirarse al sofá.
—Lexy, te he dicho que no me dejes aquí tus zapatos y mochila. Llévalas a tu habitación—le reprendió su madre cuando entró a la sala.

—Voy ma, estoy cansada.
— ¿Por qué llegaste más tarde hoy?
—El profesor Styles me está dando asesorías de Mitología, ya sabes que no me está yendo muy bien en esa materia.
La madre de Lexy frunció el ceño.
— ¿Tú en asesorías? ¿Segura que no estabas con ese chico Greg?
—Por increíble que parezca, no. En realidad tuve asesorías, puedes ir a la escuela y preguntarle al profesor Styles si quieres.
—No, no. Confío en ti, hija. Me parece muy bien que te esfuerces por mejorar tus notas, te servirán mucho esas asesorías.
—No te imaginas cuanto—sonrió para sí misma.
Después de platicar un rato con su madre, Lexy subió a su habitación a leer la tonta hoja que le había dado el profesor Styles, no le llamaba la atención y la materia se le hacía de lo más aburrido pero si quería acercarse más al profesor y darle una buena impresión tenía que jugar al papel de alumna aplicada. Lo leyó tres o cuatro veces, se había sorprendido de no haberse quedado dormida a la segunda vez que la leía.
Guardó la hoja en su mochila de nuevo y se dio cuenta que aún llevaba puesto el uniforme, comenzó a desvestirse cuando en ese momento su teléfono móvil comenzó a timbrar. Lo tomó viendo en la pantalla que la llamada era de Valery.
—Hey—dijo.
—Lex, cuéntame. —respondió enseguida Valery.
— ¿Sobre qué?—se paró frente al espejo viéndose en ropa interior, girándose de un lado a otro para ver si tenía algo de grasa extra en su cuerpo.
—Sobre tu primera clase particular con el profesor Styles.
—Oh, sí. Estuvo bien.
— ¿Sólo eso?—preguntó decepcionada.
—Sí, no lo voy a besar en la primera clase, Val. Tenemos que conocernos más, ya sabes. Poco a poco me acercaré más a él pero por el momento me mira con una intensidad que Dios, sus ojos verdes son preciosos. Es tan serio, pero jamás aparta su mirada de mí. Sus labios son tan rosados y su acento grueso hace eco en su oficina cuando habla de sus temas aburridísimos, me dan ganas de besarlo contra su escritorio para callarlo.
—Wow, wow—contestó Valery riendo—Jamás te había escuchado hablar así de un chico, ni siquiera de Greg.
—Ugh, ni siquiera me menciones a Greg, además el profesor Styles no es un chico, es un hombre.
—Deberías terminar a Greg.
—Sí, creo que lo haré. Estos días me he dado cuenta que no siento absolutamente nada por él pero creo que no lo tomará nada bien.
—Es lo más probable, pero es lo mejor Lexy. Ese idiota no te merece.
—Yo sólo espero que podamos terminar bien.
Después de eso Lexy colgó y en cuanto terminó de cambiarse a algo cómodo, su móvil comenzó a timbrar nuevamente, esta vez era Greg.
—Hola—habló apenas.
— ¿Por qué mierda no contestas mis llamadas?—Lexy suspiró, era cierto. Llevaba dos días sin hablar con él.
—No me sentía con ánimos de hablar.
—Entonces me lo hubieras dicho, me tienes como un idiota llamándote cada diez minutos.
—Lo siento.
—Como sea, quiero verte.
—Yo también, quiero hablar contigo.
—Bien, espérame en el parque cerca de tu casa, pasaré por ti.  
—Bien, adiós.
Lexy suspiró y mientras se recogía el cabello y buscaba unas zapatillas, pensaba en que le diría exactamente a Greg. Tenía que usar las palabras correctas si no, aquello acabaría mal. El temperamento de Greg era complicado, jamás sabía cuándo estaba enojado o feliz, podía explotar en cualquier momento y eso le preocupaba aún más.
Avisó a su madre que iría a caminar un rato al parque y salió, cinco minutos después el auto de Greg apareció y ella se acercó, Greg desde adentró abrió la puerta y Lexy se agachó para mirarlo.
—Sube—le ordenó. Lexy sólo se subió al auto y él comenzó a conducir, alejándose sólo un poco ya que su madre podría verlos si se quedaban en el parque.
Se orilló y apagó el motor, se giró hacia Lexy tomando su pequeño rostro en sus manos, presionando agresivamente sus labios contra los rellenos de ella. Al ver que no tenía ni la más mínima intención de contestarle el beso y trataba de apartarlo empujando su pecho con sus pequeñas manos, se alejó frunciendo el ceño con un suspiro de desesperación.
— ¿Qué? ¿Ahora ni siquiera me dejarás besarte?—preguntó molesto.
—Yo…quiero hablar, ahora.
—Bien, dilo—le dijo seco, Lexy suspiró relamiendo sus labios preparándose para hablar.
—No podemos seguir así, Greg. Esta relación es enferma, ambos acudimos a la violencia cada vez que discutimos y yo…no soy así pero tú sacas lo peor de mí. Haces que me sienta culpable por todo, incluso por haber sido violada aunque tú no me creas y aunque yo no lo recuerde pero sé que yo jamás te hubiera sido infiel con tu mejor amigo ni con nadie, yo te amaba Greg, no soy la clase de chica que se acueste con todos y lo sabes. Sin embargo, me repites lo zorra que soy que hasta comienzo a creérmelo. Estoy harta, no merezco ser tratada como tú me tratas, realmente no lo merezco. Ya no te amo y no soy feliz a tu lado.
—Esa mierda la he escuchado tantas veces ¿Crees que me conmueves?
—Sinceramente no me importa si te conmuevo o no, pero quiero que entiendas que hemos terminado y no quiero que me busques.
— ¿Estás hablando en serio? ¿Con qué puto derecho te sientes para terminarme a mí? Ya sé, seguramente ya te acostaste con otro y quieres seguir tirándotelo sin impedimentos, eres una puta.
— ¡Cállate!—gritó dándole una fuerte bofetada, Lexy sintió su mano arder del impacto pero había valido la pena, su mano estaba marcada en la mejilla de Greg.
— ¡Maldita zorra!, ¿Cómo te atreves?—su puño golpeó el ojo de Lexy haciéndola caer hacia atrás.

Lexy gritó de dolor, cubriendo su ojo con la mano y apresurada abrió la puerta del coche y salió corriendo.


— ¡¿A dónde mierda crees que vas?!—escuchó gritar a Greg pero siguió corriendo, no quería seguir ahí, quien sabe que más pudiera hacerle Greg. Cuando vio que no la siguió caminó hasta su casa, pensando en que inventarle a su mamá cuando la viera con el ojo, seguramente morado. 

***
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lunes, 27 de octubre de 2014

XII


―Tienes que tener más cuidado, Lexy― dijo preocupada, presionando la bolsa de hielo contra la mejilla inflamada de su hija―No es la primera vez que te golpeas ensayando para el escuadrón.
―Lo sé, Ma. Prometo tener más cuidado―le sonrió débilmente.
Su mamá la observó atentamente, si bien, su sentido de madre que algunos llamarían sexto sentido en las mujeres, le indicaban que esa sonrisa era  forzada, podía ver la tristeza de su hija reflejada en el iris azul, que siempre parecía eléctrico, ahora completamente apagado.
Sabía que algo no iba bien, y desde meses atrás se había percatado de ello. Lexy podía tener la misma actitud vivaz, jovial y porque no, risueña que tanto la caracterizaba, pero había momentos en que su luz se apagaba por completo y su madre, se daba cuenta.
― ¿Estás segura que es por ensayar esos moretones en tu cuerpo? He visto varios, Lexy… esto no tiene que ver con ese chico…Greg, ¿Cierto?
Lexy la miró sorprendida y extrañada al mismo tiempo, un ligero miedo recorrió su estómago. ¿Cómo su madre sabía que seguía con Greg? Se suponía que ella ya no lo había visto desde hace meses, o bueno, se suponía que su madre creía eso.
― ¿Cómo es qué-
―Lucy me lo dijo.
Lexy negó completamente enojada, se suponía que era un secreto.
―Es una chismosa―se quejó.
―Me lo dijo porque está preocupada por ti, cariño. Y no voy a castigarte, porque sé que si te prohíbo estar con él, vas a verlo a escondidas y no quiero eso. Prefiero que me tengas confianza…sólo quiero saber si está todo bien con él, ¿Te respeta? ¿Te trata bien?
Lexy mordió su labio nerviosa mirando a su madre, su rostro lleno de preocupación.
―S-sí, estamos bien―mintió―No tienes por qué preocuparte― sonrió forzosamente, tratando de quitar tensión a la  situación.
―Bueno, sabes que puedes contarme lo que sea, ¿Cierto?
―Claro que sí, Ma. Enserio, todo está bien. Quita esa cara―dijo ahora más alegre y la abrazo fuerte, cerrando los ojos, sintiendo el apoyo y amor que necesitaba.
Lexy subió a su habitación, apenas eran las seis de la tarde pero de todos modos sacó su pijama junto con ropa interior limpia. Tomó las prendas y salió al pasillo para dirigirse al baño. Cerró la puerta y comenzó a llenar la tina, mientras escuchaba el agua correr y llenar la tina se miró frente al espejo encima del lavamanos. Estaba pálida, más pálida de lo normal y parecía como si quisiera llorar, realmente quería. 
―No, se te hincharan los ojos y te verás horrible― se dijo para sí misma cubriendo con sus manos  el palidecido rostro, arrastró las manos sobre su piel hasta descubrir el rostro de nuevo y suspiró. ―Eres bonita, demasiado bonita como para arruinar tu rostro con estúpidas lágrimas―volvió a repetirse, Lexy era sensible y la única forma de sentirse fuerte, era mediante su belleza, era su arma más letal, la cual conocía y sabía manejar a la perfección, al mismo tiempo que era irónico, se preocupaba tanto por aquellas lágrimas que derramaba e hincharían su rostro momentáneamente, que por los golpes que recibía constantemente de su novio.
No tenía sentido, al igual que su relación con Greg. No tenía sentido.
Se deshizo de su atuendo y se sumergió en la tina. Cerró los ojos disfrutando del agua tibia, relajándola al máximo.
Pensó, pensó mucho. Sobre Greg, en cuanto se había dejado humillar por sentirse culpable, y en realidad, había creído que se merecía todo aquello. Él se lo repetía constantemente, para justificar su maltrato hacia ella, su abuso no solamente físico, si no, psicológico. Miles de palabras horribles, insultos, son cosas que Lexy jamás olvidaría. Pero no podía dejarlo, ella no se sentía con ese derecho, además, tenía miedo de como Greg podía reaccionar. ¿Hasta dónde llegaría su violencia si ella lo dejaba?
El hecho de que fue prácticamente violada por aquél chico que se decía ser el mejor amigo de Greg la había marcado y perturbado, y aunque no recordara nada, para ella era mejor así, el trauma seguía presente y ese hecho jamás en su vida podría salir de su mente atormentándola para siempre.
Eso la aterraba aún más.
Suspiró, tratando de borrar todo aquello aunque fuese mientras tomaba aquel relajante baño.
Entonces la única cosa  emociónate que pasaba o que `pasaría en su vida desvaneció el ceño fruncido y elevó las mejillas debido a la sonrisa que se había extendido en su boca.
El profesor Styles.
De tan sólo imaginárselo, como lo ponía nervioso, como le provocaba erecciones, la hacían morder el labio  ansiosamente y olvidarse por completo de Greg.
Si hubiera sido cualquier profesor, le daría igual, incluso asco, pero no era cualquier profesor. Era Harry Styles, aquéllos ojos verdes no grandes pero tampoco pequeños, sus labios en forma de corazón siempre se mantenían a margen en su color rosado vibrante que provocaban en Lexy unas ganas de devorarlos.
La forma en que sonreía, sus hoyuelos, las pequeñas arrugas en sus ojos cuando su sonrisa era demasiada amplia, su cabello, a veces despeinado, sus manos, las venas en sus manos extendiéndose  a sus brazos, su cuerpo, su altura. Todo en él le encantaba, le fascinaba.
Y sería realmente toda una placentera experiencia poder seducirlo hasta el punto en que le cueste incluso respirar en la misma atmósfera que ella. Hasta el punto en que su cuerpo y su deseo sean más fuertes que su estúpida moral y principios.
Iba a ser un placer, en toda la extensión de la palabra, destruir al profesor Styles.
En el buen sentido, claro está.

*

― La cena estuvo deliciosa, nena―le dijo Harry besando sus labios ligeramente mientras  le ayudaba a recoger los platos.
―Me alegra que te gustara―contestó Kim con una leve sonrisa.
Una vez que Kim terminaba de lavar un plato o vaso, se lo pasaba a Harry para secarlo, este lo hacía y lo guardaba. Repitieron el mismo patrón hasta que todo estuviese limpio.
―Ve a la sala, voy en un momento―murmuró besando su frente y Kim dejó la cocina.
Harry suspiró, buscó con su mano en el bolsillo interno de su saco, al sentir la dureza del objeto, regresó su mano al costado. Abrió las puertas de cristal de la alacena  para sacar dos  copas junto con el destapa-corchos, después abrió la nevera y extrajo el vino que había traído en la tarde para disfrutarlo con Kimberly. En una mano sus dedos sostenía las copas y en la otra la botella fría de vino.
Inhaló y exhaló moviendo sus hombros, tratando de relajarse.
Comenzó a caminar hacia la sala, quedándose en la entrada de esta, Kimberly estaba de pie frente al componente, su dedo índice presionando el botón el cual cambiaba de canción. Harry la observó  de los pies a la cabeza. Dejando ver sus bronceadas piernas, su cabello dorado en largas ondas cayendo por su espalda. Dejó de cambiar cuando apareció una canción que, al juzgar por como movía las caderas suavemente al ritmo, le gustó.
Harry sonrió ampliamente, la rubia  se giró sobre sus pies y enseguida sus ojos miel conjugaron con los verdes de Harry e imitaron su sonrisa.
Ella era preciosa, vaya que lo era.
Harry se sentía un hombre afortunado y no por el simple hecho de su belleza, si no, que era una mujer carismática, bondadosa, dulce como el azúcar, comprensiva. Todo lo que un hombre pudiese querer de una mujer para una relación formal, seria.
Sin embargo, no entendía porque ella no podía ser  la dueña de todos sus deseos, de todas sus fantasías sexuales y pecados.
Podría formar parte de algunos, pero si bien, él sabía que la única que gobernaba aquellos deseos eróticos era Lexy Vane, sólo ella, nadie más.
Jamás, en sus treinta y cuatro años de vida había deseado tanto a alguien…todo era tan extraño. No sabía cómo una niña de dieciséis años podía ejercer  ese magnetismo sobre él, era impresionante.
Se odiaba  a si mismo por ello, le repugnaba tener esos pensamientos sobre ella al mismo tiempo que le volvían loco y agitaba su interior.
Era una mezcla de inexplicables sentimientos.
Oh Kimberly, si tan sólo ella pudiera ser la que ocupara todos esos pensamientos, sería la mujer perfecta para Harry.
Kimberly caminó hacia Harry, cuando estuvo frente a él envolvió sus brazos en su cuello y presionó sus labios contra los de él con fuerza. Harry sonrió contra los labios de ella y abrió la boca para recibir el beso apasionado.
Tenía que concentrarse en ella y olvidar de una maldita vez las ganas que tenia de follar a Lexy Vane como si no hubiera un mañana.
No importaba cuánto la deseaba, mientras él pudiera, jamás dejaría que aquello sucediera.
Tenía que reafirmar lazos con Kimberly y volver su relación más fuerte, justo por eso habían cenado juntos.
―Vamos―murmuró Harry, ambos se sentaron en el sofá y Harry colocó las copas y vino en la mesa del centro. Abrió la botella de vino con el destapa corchos, vertió el líquido embriagante dulce en ambas copas.
Le extendió una a Kimberly, ella la tomó con una sonrisa.
―Por nosotros―dijo la rubia.
―Por nosotros, nena―chocaron ambas copas y enseguida las llevaron a sus labios. ― ¿Qué tal?
―Esta delicioso, Harry.
― ¿Si? Es nuevo, Gemma lo mandó, es la prueba.
―A sí que… ¿No ha salido a la venta?
―No aún, tenía que probarlo primero.
 ―Es delicioso pero no empalaga en lo absoluto. Será un éxito.
―Eso espero.
La gran fortuna que el padre de Harry había dejado a cargo de él y su hermana mayor, se debía a que, la familia Styles, era dueña de viñedos en Londres, con una de las marcas más prestigiadas del país y del mundo. Había dejado el negocio y fortuna familiar a sus dos hijos, pero a Harry no le interesaba dedicar su vida a los viñedos y los negocios que estos conllevaban, lo cual era todo lo contrario con Gemma. Así que ella se hizo cargo de la mayoría del negocio y fue como Harry pudo ejercer su carrera. Él sólo aprobaba los vinos, leía los informes y claro, recibía sus comisiones. Sus muy altas comisiones.
―Quiero hablar contigo sobre algo muy importante, Harry.―dijo Kimberly en un tono más serio.
― ¿Sí? Qué bueno que lo dices porque yo también.
―Oh, ¿Qué querías decirme?
―No, tu primero―dio el último sorbo a su vino y colocó la copa en la mesa.
―Buena…yo, tengo que viajar.
Harry frunció el ceño.
― ¿A dónde?
―A parís, con mi jefe. Tiene un proyectó allá y como asistente tengo que acompañarlo.
―Yo, no me esperaba esto. ¿Cuánto tiempo?
―Cinco o seis meses.
―Eso es demasiado tiempo, Kimberly. ¿Por qué no me lo habías dicho? ―elevó un poco la voz, la cual mantenía su tono de sorpresa pero algo más agresivo.
― ¡No lo sabía! Me lo dijo esta mañana. Es mi trabajo, Harry.
―Lo sé pero, eso es demasiado tiempo.
―Lo sé, lo sé. Créeme, no quiero ir pero tengo que. Pero por es quiero saber si vamos enserio, si yo…podré estar segura que al regresar tu seguirás a mi lado. Necesito algo que me dé la certeza que nuestra relación no acabará o cambiará.
―Tú sabes que vamos enserio, te lo he dicho muchas veces―murmuró levantando la barbilla de ella con sus dedos para acercarse a su rostro. ― ¿No es así?
 ―Sí, es sólo que…eres un hombre increíble, apuesto. Alguien puede atraerte en esos meses sin mí, cualquier chica se te puede ofrecer y tú…
―Y yo no haré absolutamente nada. Eres mi novia, Kimberly. Te respeto y no quiero a nadie más pero ¿Sabes qué?, tienes razón. Necesitas algo que te aseguré que seguiremos juntos, es por eso que compré esto.
Harry sacó la caja del  interior de su saco y vio como los ojos de Kimberly  brillaron con nerviosismo, la miró con una sonrisa procediendo a abrir la caja. En esta, aparecieron dos anillos de oro brillantes, sin ninguna piedra preciosa o algún diseño, simplemente dos aros de oro preciosos.
―Mandé a que grabaran mi inicial en el tuyo y tu inicial en el mío― murmuró y sacó el más pequeño. Le enseño de cerca y Kimberly vio la pequeña “H” grabada. Tomó su mano izquierda y le colocó el anillo en el dedo anular.
Ella soltó una risilla tonta, tratando de silenciarla tapando su boca con la otra mano. No podía creer que Harry estuviese haciendo esto.
Cuando terminó de colocarle el anillo besó sus nudillos. Kimberly se apresuró a  tomar el otro anillo y comprobó que estaba la “k” grabada. Deslizó el aro de oro en el dedo anular de Harry y apena lo hizo se abalanzó sobre él para llenarlo de besos expresando su gratitud y felicidad.
―Con esto, siempre recordaremos que no importa si estamos lejos el uno del otro. Tú me perteneces y yo te pertenezco a ti― Habló su ronca voz contra los labios de ella.
Kimberly lo abrazó fuertemente, hundiendo su rostro en el pecho de Harry.
Él la rodeó con sus brazos, colocando sus manos en su espalda.
―Te amo, Harry―susurró apenas.
Harry se quedó callado y tieso. Era la primera vez que ella le decía aquello, y se decepcionó. No de Kimberly, si no, de él.
Porque, por más que quiso decirlo de vuelta, aquellas dos importantes palabras jamás salieron de sus labios.
*
Lexy estaba frente al espejo en los sanitarios de mujeres de la escuela. Al lado de ella se encontraba Valery, quien le platicaba sobre la cita que había tenido el fin de semana. Lexy la escuchaba mientras aplicaba el brillo labial inclinada hacia el espejo.
Acomodó su cabello moviendo las raíces con los dedos para dar más volumen.
― ¿Por qué te tardas tanto Lexy? Llevamos aquí como quince minutos―Se quejó Valery poniendo los ojos en blanco.
―Sólo hago tiempo para mis asesorías con el profesor Styles, además quiero verme lo mejor posible―dijo sacando un poco la lengua y mordiéndola con una sonrisa.
 ―Ay Lex―rió― ¿Tu enserio crees que podrás tirártelo?
―Claro que sí. Con paciencia y empeño. Aunque sinceramente, no lo veo tan difícil, se le para con tan sólo verme―carcajeó.
―Dios, ya me imagino. Es muy apuesto Lexy, así que no te culpo por querer seducirlo, sólo ten cuidado amiga. Eso te puede traer muchos problemas, quiero decir… es tu profesor…tienes dieciséis, él treinta y cuatro. Ni siquiera es legal.
―Blah, blah―puso los ojos en blanco―Mientras ambos queramos es válido para mí, yo no lo obligo a él, no hay nada de malo, y sí, es mucho mayor que yo pero, ¿A quién le importa? No soy la primera chica que se ha follado a alguien que le doble la edad.
―No, pero seguro serás la primera alumna que se folla al profesor Styles.
―Me gusta el título―sonrió 
Lexy desabrochó los primeros tres botones de su blusa impecable dejando ver sus senos y subió un poco más su falda, dando a relucir aquellas preciosas piernas. Se despidió de Valery, caminado hacia la oficina del profesor Styles. Estaba nerviosa, no por tenerlo cerca, si no, por todo lo que imaginaba que podría pasar en todo el tiempo que ella estuviera con él.
Como se sentiría sus labios sobre los de ella, aquellos labios rosados y en forma de corazón sobre su piel, sus grandes manos acariciándola. De tan sólo imaginarlo se derretía por completo.
Relamió sus labios frente a la puerta de su oficina y tocó con su puño, dos veces.
Esta vez la puerta se abrió, mostrando al alto y apuesto hombre en un traje gris impecable.
Lexy sonrió.
―Hola, profesor.

―Señorita Vane, adelante. ―habló si ronca voz haciéndose a un lado e indicándole con la mano que pasara, en cuanto Lexy entró, Harry se giró sobre sus pies y cerró la puerta.

***
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